Adyacente

De nuevo desperté en el desierto, en esa prisión sin muros en la que me tienes. Esa prisión que me hace creer que voy caminando en línea recta, y es hasta que me encuentro detrás de mis propias huellas cuando me doy cuenta que no es así. A veces quisiera que todo esto fuera normal; quisiera enojarme, sentir celos, y hacerte toda clase de reclamos infundados y pueriles, en vez de estrellarme contra el vacío que a veces causas, en vez de padecer tu silencio —sobretodo en las noches, que es cuando más se escucha—. Quisiera una prisión convencional con muros donde pintar rayas para contar los días, en vez de esperar inútilmente a que tu perfume se despegue de mi piel.

Intento cavar un túnel de escape bajo las sábanas, hacer como si no existieras, y fingir que la oscuridad es suficiente para no pensar en tí. Pero justo en ese instante te despiertas y sonríes. Me dices que me soñaste solo, caminando en un desierto…

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