En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere.
—Julio Cortázar.
A cualquiera le dan miedo las páginas en blanco; y con justa razón. Tanta blancura, tanto por hacer, el pensar que incluso las grandes obras de la humanidad fueron alguna vez una página en blanco, es para por lo menos, agobiarse ante su presencia. Como el resto de los monstruos que habitan esta bitácora, las páginas no sólo se conforman con presentarse ante mí como un inmenso muro en el cual vertir las ideas a modo de peldaños. No. Gustan además, de burlarse de mí y mis peroratas, mostrarse impacientes ante mis vacilaciones, y después esconder la mano, pero con los ojos mirando al mismo lugar del horizonte, y silbando siempre una misma melodía...