San Jorge.


Cuando la fortuna te sonríe al llevar a cabo algo tan violento y feo como la venganza, es una prueba irrefutable no sólo de que Dios existe, sino de que está cumpliendo su voluntad.

—Kill Bill, Vol. 1


Iniciar una entrada con una cita sobre la venganza, podría ser tomada por alguno de los supuestos lectores de esta bitácora (aclaro que mis lectores son tan imaginarios como el resto de mis mostros; por eso me dirijo a ellos con tanta confianza) como que mis odios y rencores más profundos se han vuelto activos, y que mi retorcida mente trama algo diabólico...

Todos mis mostros —al menos los más violentos— saben que no hay mejor venganza que la que no se planea. Saben que intentar algo tan profusamente mundano, no sólo los rebajaría al status de simples entes caprichosos, dejando fluír su rencor libremente como una forma de alivio, sino que además los condenaría a tener un fin, y por ende una posible conclusión. Alguna vez leí, que el rencor es necesario. Que de otra forma, los que nos hayan hecho daño se habrán salido con la suya. Pero vaya, el rencor es una bestia tan vulgar, que ni siquiera merece estar hacinada en el zoo de mis divagaciones...

Minificciones (1)

Y entonces Cenicienta, escapó al mundo salvaje; se subió a un león, recorrió los campos, y ¿qué crees?

¡El león se la comió de un bocado!



Matilde tiene casi 4 años. Y yo, me encontraba en esa difícil noche que marca el final de las vacaciones, tratando de contarle un cuento para hacerla dormir. Uno, dos, tres intentos. Matilde me miraba con una sonrisa paciente al final de cada historia. Hasta que me dijo —papi, ahora te cuento un cuento yo. :)


Penélope y Euménides.


En efecto, el odio es un licor precioso, un veneno más caro que el de los Borgia, pues está hecho con nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño ¡y los dos tercios de nuestro amor! ¡Hay que guardarlo avaramente!

—Charles Baudelaire

El odio no es algo que uno simplemente decida; es más bien algo que ocurre. Y de todas maneras, hay que decidir qué hacer con él. Si alimentarlo lentamente, cual cerdo en engorda, para que se haga más grande. Si como quien alimenta una hoguera, atizándole y buscando avivar las llamas del fuego purificador; si como quien lo conserva en una pecera, en su propio medio, aislado por sus cristales, y para su posterior contemplación...

Polares baldíos

Mirando a través de la ventanilla del avión, con tiempo de sobra para reflexionar sobre cuestiones vagas y de poca trascendencia, y a sabiendas de que es común que ganando altura sea mucho más notorio lo pequeño que se es, pensaba en aquella adivinanza geográfica: Un hombre, camina 5 kms hacia el sur; camina 5 al oriente, mata a un oso, camina otros 5 hacia el norte, y vuelve al punto de partida. Cuando uno ha escuchado por primera vez el epígrafe ¿de qué color era el oso? sabe de antemano que algo en todo eso no puede ser normal...


Colofón.

...En lo personal, le tengo un cariño especial, ya que pasaba por una situación difícil mientras lo leía y me hizo llevadero el tiempo, además de que tiene un capitulo que me pego XD...

Casualmente, yo también. Aunque fueron varios.