Etcétera

Quisiera decirte muchas cosas. Sin endulzar demasiado las palabras, porque sé lo fácil que es que te empalaguen; sin tratar de hablarte bonito para no hacerte sospechar. Acariciar tu piel con trazos tenues, como de un pincel de cerdas suaves, apenas húmedo y quizá hasta frío. Recorrerte con un circunloquio que comience en la punta de tus dedos, que camine hasta tus hombros, descienda por el arco de tu espalda y se bifurque, que haga que el etcétera que sigue sea más largo que la noche. Que amanezca y sepas que sigo pendiente; no de todos tus silencios, porque también sé cuánto odias sentirte acaparada, pero sí de esas pausas pequeñitas que me correspondes, de ese cielo a cuentagotas por el que me llevas cada vez que me miras a los ojos y sonríes.