Incipiente (fragmento)

Los niños comienzan por amar a sus padres. Cuando han crecido, los juzgan. Y algunas veces, hasta los perdonan.
—(Oscar Wilde).


[...] Asido a lo contagioso de la euforia, creo que justo ahora ya te puedo decir «bienvenido» a este proceso de volverte padre, —porque a diferencia de todos los otros actos de magia—, este dura muchísimo más que un instante, y va más allá de lo que alcanzas a ver con los ojos cerrados.

Ya puedes sentirte bienvenido a todo el sueño de incontables horas sin dormir, a vivir la grandeza de lo pequeño en tus brazos, a la fuerza increíble que te brinda algo que luce tan frágil, a ser parte crucial de esa promesa que emana un cálido aroma a futuro tangible. Pero no he venido a contarte de qué se trata la dicha, de qué se trata el amor, o de qué están hechos los sueños, porque tu mujer y tú lo saben mejor que nadie en este momento. Bienvenido a la vida que apenas comienza, a las enormes lecciones que vienen en ciernes, a saberte el mundo de una nueva persona, a descubrir con ella todo aquello que bien vale la alegría y no la pena, y al inmenso regalo de escuchar un pedacito de tu corazón latiéndole dentro.


Tienes un asiento en primera fila en esa escuela que no termina nunca, pero donde también es posible presenciar cotidianamente y de primera mano el mayor de los milgros. Enhorabuena. Tienes muchísimas felicidades por delante.