Zen

Un turista llega a un templo budista, y ve a uno de los monjes sujetando un cerillo encendido. El cerillo se consume rápidamente, pero el monje no lo suelta. Finalmente, el monje se quema, y deja caer el cerillo. Chupa sus dedos para mitigar el dolor. El turista intrigado pregunta ¿por qué has hecho eso? El monje responde de mala gana: ¿A tí qué te importa? Y se retira.

Tanto el turista como el lector de esta anécdota, seguramente esperaban una respuesta llena de sabiduría, con alguna enseñanza para reflexionar, y todo lo que suele ocurrir con las historias que incluyen monjes, templos, paisajes naturales, sucesos aleccionadores y demás. Pero no fue así.


Unas horas más tarde, el turista volvió a encontrarse con el monje en la fila de la taquilla del tren. No comprendía perfectamente el idioma del monje, pero pudo adivinar que estaba discutiendo algo con la chica de la ventanilla. El monje había comprado un viaje redondo, y solicitaba el reembolso de la parte del boleto de regreso, pues no iba a usarlo. Como la chica de la ventanilla se mostraba inflexible, el turista ofreció comprárselo. El monje suspiró aliviado, y accedió. —Enamorarse es un viaje sin retorno, dijo. Intentar escapar, es como tratar de evitar tu destino—. Tenías razón, —interrumpió el turista—. La verdad, es que a mí qué me importa. Si te compré el boleto, es porque la fila era grande, y no planeaba esperar a que terminaras de discutir. Lo que me intriga un poco, fue lo que ví en el templo. —Comprenderás amigo mío, que el episodio del cerillo es porque en el templo no puedo abrir mi Facebook, y necesitaba desahogarme de algún modo.

Unas semanas después, ya estando en casa, el turista puso en su blog fotos de su viaje; fotos de la comida, de los lugares que vio, de cómo le quedaron los zapatos tras 3 horas de caminar en la nieve, en fin. Quizá nunca sabremos qué fue del monje y en qué paró su historia de viajes sin retorno, amores y destino, pero seguramente nada digno de contarse. Las más intensas historias de amor rara vez ocurren como en los cuentos. Y casi nadie queda satisfecho con el final.

0 comentarios: