Abril

Hola, blog. ¿Sabes? Me hace sentir un poco egoísta el tenerte tan abandonado. Sobretodo porque en estos últimos 4 años siempre estuviste allí cada vez que necesité escribir para intentar el desahogo. No estoy seguro. Quizá he sido derrotado por la paz interior (igual que los rusos al final de la guerra fría), y mis palabras dejaron de tener sentido y justificación (como todo ese arsenal militar soviético que quedó abandonado o fue revendido a precios de risa).

No es la primera vez que ocurre. Hace tal vez un par de años, escribí algo sobre que aunque había aprendido a convivir de manera cotidiana con mis mostros para así sobrellevar a los más feroces, otros habían nacido aquí en cautiverio, y que eran tan indefensos que abandonarlos significaría matarles. Eso se convirtió mucho tiempo un motivo para seguir escribiendo.

Podría alegar que mis estudios, el trabajo, la familia o la red de microblogging en 140 caracteres me tienen un poco alejado, pero eso sería mentirnos, y lo sabes. Me conoces demasiado. Quizá incluso mejor de lo que yo a mí mismo, así que ni siquiera vale la pena intentarlo. Vine solamente para avisar que no me he ido. Vine a dejar otro circunloquio para visitar en el futuro. Vine a esconder esa frase de Neruda donde dice que «podrán cortar todas las flores, pero no pueden detener la primavera», y a desear fervientemente que se cumpla.