Amor

En todos estos años he aprendido que el amor no duele. Duele lo infecundo de la esencia derramada. Duele la aridez del desencanto. Duelen las fronteras hacia adentro. Duele que no alcance para construir lo que uno quiere, duele darse cuenta de que las ganas y la voluntad no son lo mismo.

Pero eso nunca es culpa suya.

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