Puedo pasar una tarde mirándola y media vida pensándola; puedo
quedarme absorto en la manera de sus ojos de tañir el horizonte,
arellanarme en su modo inapelable de espabilarme la sonrisa con su
súbito, y dejar a mi tiempo tendido en el jardín de sus letras febriles.
Hasta
aquí todo es muy fácil; mi problema comienza cada vez que intento
describirla, cada vez que intento desarmarla para ver de qué está hecha y
comprender cómo es que se volvió una tempestad sobre mis ganas de
lloverle. Cómo tira del gatillo cada vez que me saluda, cómo imposta su
prosodia cada vez que se despide; cómo es que despide ese aroma a
manzanilla y primavera que fascina a cada uno de mis años. Cómo amanece
conmigo su risa de trigo y canela, cómo le sueño su aura de auroras
boreales de cielo nocturno.
No sé bien qué voy a hacer con las
ganas que le tengo, siendo que ya comenzaron a fugarse a través de mis
fisuras, en los huecos de las tablas aprendidas a lo largo de la vida
que por ahora me contienen. No sé qué será de mis palabras, tan
desprovistas de aristas a golpe de paso del río. Por ahora quiero que
sepa que me brota su silueta como manantial entre mis piedras, que usted
aparece y se parece a todo lo que sueño, y que ya he comenzado a
quererla, como se quiere a los comienzos que nos mojan las orillas.
1 comentarios:
Por ahora quiero que sepa que me brota su silueta como manantial entre mis piedras, que usted aparece y se parece a todo lo que sueño, y que ya he comenzado a quererla, como se quiere a los comienzos que nos mojan las orillas...
Ufff!! que belleza...
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