Alicia

Temo que no podré explicarlo con más claridad —insistió Alicia con voz amable—, porque para empezar ni siquiera lo entiendo yo misma...
Lewis Carrol: Alice in wonderland.


El cruce entre el viaducto y el periférico de mis pensamientos me espanta el sueño de un modo que ni el más potente café turco se podría imaginar. Esta ocasión no es radicalmente diferente a las anteriores, salvo que quizá ahora me siento más resignado que pesimista.



El mar descansa tranquilo, con la botella perdida de vista. El Oso que enseña geografía aprende nuevas melodías en el arpa, Ícaro no tiene más que algo de cerumen, Euménides sigue llamando para lo mismo, Moebius no tiene laberintos nuevos, el piojo y la pulga dejan pasar cada vez más tiempo entre suspiros, el coyote ha parado de correr, y la serpiente que puede morderlo y devolverle a su planeta se ha quedado dormida. La estatua de San Jorge se vuelve lentamente un montón de ceniza y su dragón se marchó de allí hace tiempo, quizá sin reparar en ello.

Todos los personajes de mi blog de inentendimiento, han venido cambiando a fuerza de uso y desuso. En uno de mis últimos arrebatos, torpemente quise deshacerme de esa ventanita donde comenzó todo; pasaron un par de meses, pero en realidad nunca pude. Apareció de nuevo no sé si porque la extrañaba bastante, o porque la necesitaba desesperadamente. El dinosaurio de Monterroso se ocupó de despertarme bruscamente. Ya no estoy seguro sobre si volvería a perseguir al conejo blanco. Mis metáforas me abandonan paulatinamente, pero la ventanita sigue parpadeando. Me queda tragarme mi saliva agria, y soltar la cáscara de mis recurrentes y tediosos soliloquios.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Los personajes de nuestra imaginación viven por un momento y se van, en ocasiones contadas regresas y escuchan de nueva cuenta los soliloquios que nadie más con tanta paciencia escucharía. Mi pregunta es ¿qué mensaje tenía aquella botella que perdiste de vista en la inmensidad del oceáno? La mía aún no desaparece, tal vez si cortara el cordón con la que hato al corazón pueda seguir su viaje... mis personajes imaginarios cada día tienen menos vida y eso me preocupa un poco.

Genrus dijo...

El mensaje de la botella, decía cualquier cosa. Lo verdaderamente importante estaba en todo aquello que NO decía...