Ventana

Una tarde medio nublada, Martín leía junto a la ventana, cuando el ruido de una abeja dándose de topes contra el vidrio llamó su atención. Se quedó mirándola un instante. ¡Pobrecilla! —Pensaba con ironía. —¿Qué le ocurre? ¿Por qué la necedad? Alguien debería explicarle a estos bichos la naturaleza del vidrio; se puede mirar, pero no pasar a través de él. ¿Lo entenderá algún día? Nah. Demasiado complicado para un pequeño insecto que sólo sabe volar y hacer miel.

Las nubes comenzaron a cerrarse, y las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer. Martín cerró su libro, y corrió a buscar refugio. La abeja seguía golpeando la ventana desde dentro.

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