Ira

Ya, ya fue demasiado. No es la primera vez que me digo esto. Pero en esta ocasión, mis vísceras están completamente fruncidas, y no me dejan pensar y mucho menos escribir con claridad. Estoy transitando los matices de la expresión 'cegado por la ira'. Quizá dentro de algunos días pueda expresarme con mucha mayor claridad, y entonces editaré esta entrada.

Estoy harto. Harto de golpear las paredes hasta que me sangren los nudillos, harto de la frustración e impotencia que me causa no poder forzar la cerradura de este infierno sartreano, harto de ser el papel de hasta abajo en la lista de pendientes, de encontrarme nuevos niveles de infravaloración, de necesitar una respuesta que no hay, y de las estúpidas "circunstancias". Me encabrona cuando el cinismo viene a la fiesta con su mascarita de honestidad, y la memoria ajena es conveniente y selectivamente borrosa.

Al fin y al cabo, es lo que hay. Es lo que siempre hubo.

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